Cesta
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Sus manos pasan del andador al carrito de la compra con una lentitud comprensible, devuelve el gesto cómplice al joven uniformado que cuidará de su rollator y, atusándose el faldón, traspasa la línea de entrada.
La princesa que siempre desayuna perdices juguetea inapetente con las alitas braseadas. El sol acaricia sus mejillas de porcelana, los gorriones trinan mientras le trenzan el cabello.