Árida, Antonio Tocornal, Traspiés, 2024. 

I Premio Internacional de Novela Corta Francisco Ayala

Árida son las manecillas de un reloj (de arena) que marcan el tic-tac de una narrativa íntima en donde el calor y el polvo se convierten en protagonistas junto a las seis almas errantes que dan voz a la novela más refinadamente cruda de Antonio Tocornal.

Su estilo palpita, supura, una vez leída. Árida está viva, a pesar de que todos sus protagonistas están muertos. Acabo de terminar de leerla y aún siento el polvo en la garganta, el chirrido de la verja en mis oídos, el crujir de unos huesos…

Tiene sentido que Árida quepa en una mano, como un paquete de tabaco, porque mata, se clava y permanece en tu aliento.

Árida debería venir con los cajones de las mesitas de noche o con la mesita de comedor de Caye Casas porque su realismo aterra y duele.

Árida es para llevarla en el bolsillo de la chaqueta o en el bolso y releerla a modo de salmo cuando la vida te ponga la zancadilla o cuando te aplauda. Porque Árida es una escuela, una biblia en formato novela.

Gracias por los alimentos que nos das, Antonio.

 Amén.

K.C.

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